La Isla de los narigones
Érase una vez una tripulación de cien hombres que naufragaron en el océano Pacifico, solo consiguieron un hombre y una mujer con una nariz grande y con el pelo verde llegar hasta una isla desierta. Mandaron una botella con un mensaje para que los rescataran y escribieron: <<Estamos en la isla marcada en el mapa. Vengan a rescatarnos. Nuestro barco se hundió el lunes pasado>>.
Un año después un pescador encontró una botella en una playa China y la vendió a un colecionador de botellas raras, la botella estuvo casi trescientos años en el museo de la familia Ching sin abrirla.
En el año 1.295 le vendieron la botella a Marco Polo, que luego quedó prisionero en la ciudad de Génova en 1.298, casi 200 años después un preso que estuvo encarcelado en ese mismo calabozo fue liberado por ofrecerse a Colón en su viaje a América. Entre sus pertenencias, el preso se llevo a América la botella.
En 1.689, la botella estaba en poder de un misionero ese misionero decidió abrir la botella pero justo antes de leerla llegó de visita un cacique mataco, el misionero le cambió la botella a cambio de diez caballos, cuatro collares de oro, quince mantas y veinte vasijas medianas.
En 1.904 un antropólogo sueco encontró la botella. Aseguró que se trataba de <> y donó la botella al Museo de Chivilcoy.
Un encargado de la limpieza del museo que se llamaba Ferragunto destapó la botella y sacó el mensaje con un alambre y preparó un rescate y fue a la isla. Tras dos meses de navegación llegó a la isla del mapa: era un lugar maravilloso con arenas blancas y decidió tomarse unas vacaciones allí. Le llamo la atención que los habitantes de esa ciudad todos tenian el pelo verde y la nariz grande.
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